miércoles, 27 de julio de 2011

Etapa 4 Venecia

Sepan disculpar nuestros fans el silencio de estos días, pero la WIFI, como decimos en el video que verán a continuación, en Italaia es de chichinabo. Hemos tenido casi tantos problemas con ella como con el extraño concepto cuántico de la reserva de "habitaciones para fumadores", concepto que ya están investigando científicos de todo el mundo (tuttilimundi). 

Venecia está de miedo. Ciertamente, el día que llegamos (día que grabamos el video) no nos impresionó demasiado de primeras, pero era una cuestión de ánimo. Por culpa del incendio de a estación de Roma Tiburtina, todos los trenes que venían de Roma o pasaban por allí, venían con retraso o eran directamente cancelados. Nuestro tren Florencia-Venecia de las 13:30 se canceló y TrenItalia decidió que "non pasa niente" y nos montó a todos los del tren cancelatto en el de las 12:30 (junto con los que ya iban en ese tren) que, por cierto, salió a las 14:20. Después de tres horas de tren, sin comer y medio cabreados, porque tuvimos que viajar sentados sobre nuestras propias maletas (eso sí, en primera... que aquí... pobre, pero como un marqués) llegamos a la ciudad de los canales más bien tirando a aburriti con tomatti.

Pero un señor muy amable que pasaba por allí (y que debería andar muy aburrido) se acercó a preguntarnos qué podía hacer por nosotros. "Pues mira, un sitio pa comer bueno y económico y que no te claven 6,50 por una cerveza -hasta once euros vimos en un menú- nos vendría del caraglio". Y el tío... "Eso está hesho, homme, venirse, venirse, que ahí enfrenti hay una pizzeria que se llama Los Dos Colonnes que está... bocata di cardinale". Y allá que nos fuimos... y de puta madre. La cerveza a 4,40 (sí, picha, es caro, pero imagínate después de Roma y Florencia, palmitas con las orejas estábamos haciendo). Muy rico todo, unas pizzas guenas guenas y un trato mater amabilis. 

En fin, que después de comer las cosas se veían de otra manera y fuimos engullidos, enderepente, por la majestuosidad de Venecia. Callejones que siempre dan al agua, callejuelas antiguas, llenas de historia... monumentos monumentales... en fin... como buena ciudad marinera -suspirito caletero- nos llenó las venas de ganas de seguir y seguimos. 

Venecia es Cai con más gondolieri... Cai es Venecia con Vaporcito. 

El Gran Canal es una pasada. Alguno dirá... "no, porque es un charco mu grande... porque huele a caño...". Nanay. Una cosa impresionante. Y Rialto, un puente precioso que pasa por encimita, con puestecitos de cosas ricas y muchos guiris por todas partes. Pero digno de ver. 

Ese día no hicimos mucho más, y nos fuimos pal hotel. El hotel se merece un diez, la verdad, aunque de primera nos mosqueamos un poco, porque la WIFI no funcionaba ni patrás (y en la publicidad del hotel ponía FAST INTERNET WIFI) y la habitación, a pesar de todo, era de NO FUMADORES. De hecho nos confesaron que, a pesar de ofertarlas, nisiquiera tenían habitaciones de FUMADORES. Pero al final resultaron que eran ENCANTADORAS. Dos hermanas venecianas venecianas pero de ascendencia española (apellido Ybarra) que, cuando nos fuimos, nos dieron besos y abrazos y nos regalaron dos máscaras venecianas hechas a mano (a lo mejor hasta por ellas mismas) y nos dijeron que irían a España, ese país tan bonito donde había burros-taxi. 

NOTA: en Italia burro significa mantequilla. FIN DE LA NOTA.

Por la mañanita del dia siguiente nos fuimos a la Piazza di San Marcos que, eso sí que sí, es una auténtica MARAVILLA. Irra, que está que no caga con el Assasins Creed II, lo iba flipando por todas partes, diciendo... "la plaza es exactamente igual... ahí estaría el cadalso... ahí las putas... ahí los ladrones... te subes por ahí por esa cupulita, das dos saltos, te subes en lo arto de la crucecita... pulsas triangulo... FAUN... y os lo habéis comido, chicos". Hasta ha grabado un video explicando la plaza desde el punto de vista de Echio Auditore, prota del juego, que ya veréis en el dvd del coleccionista de Kill is Love. 

Entramos en el Palacio del Dux, que significa Duque pero dicho como más molón, para ver su exquisita arquitectura, sus joyas pictóricas y arquitectónicas y... cómo no... sus calabozos de piedra. Pelote vivo. Acojonante. Toma, toma. Daba gusto pasearse por allí creyéndose el Patrico de Ankh-Morpork (Mundodisco). Qué estancias más grandes! Qué lujo de detalles! Qué coñazo pa limpiar el polvo!

Por un ventanuco del palacio del Dux vimos también el Puente de los Suspiros, que debe su nombre a que bajo él, por el canal (no confundir con canalillo, que es otra cosa), se transportaba a los reos (que no son los que tiran del trineo de Papá Noel, sino los presos) para que el verdugo les diera el finiquito. Y claro, iban los pobres suspirando, suspirando. 

En fin, para no seguir charlando, que seguro que ya alguno ha pasao del tema y se ha ido directamente al video... lo que, sobre todo, hicimos en Venecia, fue pasear y perdernos por sus calles, que eso sí que es un monumento. Y NO, no paseamos en góndola, porque deben estar hechas de oro sólido y barnizadas con pelos de huevi de ángeles luminosos, porque cuesta un riñón... y nadie te garantiza que vayas solo. A lo mejor te toca compartirla con un grupo de japos. Pero fuimos en vaporetto de un lao pa otro, que es más barato (GRATIS, porque en Italia no se paga por los medios de transporte) y lo pasamos en grande. 

Y... el video.


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